Burbuja de cristal opaco. Rodea todo mi ser. Viene siempre conmigo, allá donde yo voy.
Es cálida y confortante. Solo mía. Allí es donde nace mi mundo, mi trabajo, mis sueños, mi ilusión...
Es cristal. Es frágil. Por eso solo muy pocos tienen acceso a ella. Cuesta mucho hacerse con mi llave (e incluso aquellos que ya la tienen siguen sin tener muy claro que es lo que soy, porque la bruma que me rodea no les deja ver...) Necesito tener su control. Si alguien ve un resquicio de mi ser será porque yo he desempañado la parcela justa del cristal, solo lo que puedo soportar que vean. Pocas veces ha pasado que alguien, de forma inesperada, de pronto aproveche un recoveco, una distracción y observe algo mío. Pocas veces ha pasado, decía, pero cuando ha ocurrido he sentido terror, una auténtica invasión de mi intimidad. Estaré exagerando, porque lo que hoy ha estado expuesto tampoco es tanto...nada que no se pueda ver en estos posts... y sin embargo, he temido por mi mundo, como si hubiese estado a punto de estallar en mil pedazos (creo que el problema ha sido que estaba demasiado sumergida en él y volver de forma tan repentina a la realidad casi acaba conmigo...)
Qué le vamos a hacer... soy muy mía.
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